Autor: Laura McKinney
Fecha De Creación: 3 Abril 2021
Fecha De Actualización: 16 Mayo 2024
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4 TUMORES MAS COMUNES EN MASCOTAS
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En este artículo: Reconocer una epulis Someter al perro a un tratamiento Facilitar el proceso de curación17 Referencias

El epulis es un tumor que se desarrolla en la boca de algunos perros. En general, afecta el ligamento periodontal, un tejido que retiene los dientes en la mandíbula del perro y se forma en las encías cerca de los incisivos. Aunque generalmente es benigno, algunos tumores altamente invasivos se consideran cancerosos. Sin embargo, los tumores benignos también pueden causar dolor e incomodidad. La tasa de éxito de la ablación y el tratamiento de este tumor es particularmente alta en los perros, especialmente si se detecta en una etapa temprana. Comuníquese con el veterinario para evaluar el riesgo de que su amigo de cuatro patas sufra esta enfermedad y tráigalo de inmediato para un examen si nota un tumor en las encías.


etapas

Parte 1 Reconoce una epulis



  1. Evalúa los riesgos para tu perro. Cualquier perro puede desarrollar epulis. Sin embargo, dependiendo de la raza y la edad, algunos perros son más propensos que otros a desarrollarlo. Al conocer el riesgo que corre su perro, será más proactivo en el monitoreo de su salud y podrá detectar cualquier signo de crecimiento tumoral maligno en su boca.
    • Las razas de perros braquicefálicos (perros con nariz y hocico aplastado) tienen más probabilidades de desarrollar estos tumores. Entre esta categoría de razas se encuentran: boxer y bulldog.
    • Ambos sexos están expuestos al mismo riesgo de desarrollar el epulis. Los factores principales son la raza y la edad.
    • Por lo general, comienzan a manifestar la enfermedad una vez que han alcanzado la mediana edad, más o menos alrededor de los 7 años de edad.



  2. Examina las encías de tu mascota. El epulis es un tumor de la cavidad oral, lo que significa que afectará solo su boca. Sin embargo, hay varios lugares donde podría aparecer. El límite gingival (unión entre la encía y el diente) es el área más común donde se desarrolla.
    • Dado que es probable que se forme en muchos lugares, puede ser difícil diagnosticarlo en casa si no sabe exactamente lo que está buscando.
    • En general, debe buscar un tipo de crecimiento firme unido a la encía generalmente pediculada (conectada a la base por un pedículo o cordón).
    • Con mayor frecuencia, tienen el mismo color que el tejido de las encías y pueden verse lisos o ásperos, dependiendo del tipo de tumor que esté desarrollando su mascota.


  3. Identificar los diferentes tipos de epulis. Existen principalmente tres tipos de epulis que afectan a los perros. Difieren en apariencia, composición y ubicación en la boca.
    • Fibroma odontogénico periférico: anteriormente se conocía como epulis fibromatoso. Este tipo de tumor se encuentra en el margen gingival libre con un aspecto generalmente liso y rosado. Se compone de tejido gingival duro y fibroso.
    • Lepulis fibrosa osificante o calcificante: este tipo de tumor tiene una apariencia lisa y brillante debido a la presencia de tejido óseo (conjunto de células) mezclado con el tejido fibroso.
    • Lepulis acantomatoso o ameloblastoma: este tipo de tumor (que puede verse liso o áspero) generalmente se encuentra frente a la mandíbula inferior del animal. En general, este epulis proviene del ligamento que sostiene las raíces de un diente dado en la mandíbula.



  4. Identificar los síntomas de una epulis. La presencia de dolor físico suele ser la pista que muestra a la mayoría de los propietarios de viviendas que algo anda mal con su mascota. Sin embargo, hay varios otros síntomas que a menudo se ven en perros que sufren de epulis. Estos síntomas incluyen:
    • salivación excesiva y frecuente;
    • dificultad para comer
    • una reducción del apetito;
    • mal aliento
    • sangrado del tumor
    • dientes desalineados que rodean el tumor;
    • Una respiración difícil.

Parte 2 Someter al perro al tratamiento



  1. Llévalo al veterinario. Si cree que ha detectado un epulis en su perro, es imprescindible llevarlo inmediatamente a ver al veterinario. Solo este es capaz de diagnosticar definitivamente este tumor e incluso puede realizar pruebas para determinar si es maligno o benigno. Es maligno cuando el cáncer es agresivo o cuando las células degeneradas se reproducen de manera irregular y muy rápida en todo el cuerpo. Por otro lado, el tumor es benigno cuando el cáncer es relativamente inofensivo.


  2. Haz que se someta a pruebas. Durante la visita, el veterinario le realizará un examen físico general y una serie de pruebas médicas en el tumor. Además, el veterinario realizará análisis de sangre para evaluar la salud general del animal. Por lo general, la muestra de sangre se toma para identificar problemas subyacentes que podrían afectar el plan de tratamiento recomendado por el veterinario.
    • El veterinario también podría realizar una biopsia o tomar pequeñas muestras de tejido (aspiración) para determinar si el tumor es maligno. La aspiración consiste en insertar una aguja delgada y recolectar células de los ganglios linfáticos y la neoplasia.
    • Durante el procedimiento, también podría realizar una radiografía de la cavidad oral. Este es un tipo de imagen de rayos X, que se utiliza para determinar la profundidad del tumor en las encías.
    • También se puede realizar una radiografía de tórax para determinar si el epulis se ha diseminado a los pulmones. También permite evaluar la capacidad del animal para soportar la anestesia, en caso de que sea necesario operarlo.
    • También puede hacer una tomografía computarizada en lugar de una radiografía (o además) para ver si el cáncer se ha diseminado a los pulmones y, de ser así, a qué nivel.


  3. Eliminar el tumor. Con el tratamiento adecuado, hay una buena posibilidad (alrededor del 95%) de que su perro pueda recuperarse por completo. Sin embargo, si el tumor es maligno, si una parte no se extirpa por completo o si hay metástasis, el pronóstico puede ser diferente. Solo el veterinario puede determinar la mejor opción de tratamiento y realizar la extracción de la neoplasia.
    • Dependiendo del tamaño de la masa tumoral, el veterinario puede tratarla exclusivamente con radioterapia.
    • En la mayoría de los casos, se recomendará cirugía.
    • Durante el procedimiento, el médico tendrá que extraer todos los tejidos del ligamento periodontal donde se originó el tumor.
    • En algunas circunstancias, también será necesario extraer los dientes afectados y, en la mayoría de los casos, uno o más dientes circundantes. El veterinario también puede extraer parte del hueso para asegurarse de que el tumor no vuelva a crecer.
    • Cuando los tumores son particularmente grandes, a veces es necesario extirpar una parte de la mandíbula. Sin embargo, esta es una decisión que el veterinario tendrá que tomar caso por caso.

Parte 3 Facilitando el proceso de curación



  1. Use un collar isabelino (cono). El objetivo de ponerle este tipo de collar es evitar que se rasque la herida con las patas, ya que esto puede retrasar el proceso de curación e incluso puede desarrollarse una infección. Es necesario ponérselo durante unos 10 a 14 días o durante el número de días que le recomendará el veterinario.
    • El veterinario probablemente pueda conseguirte uno y darte todas las instrucciones necesarias que te ayudarán a mantener a tu mascota saludable durante la recuperación.
    • Pregúntele al veterinario cuánto tiempo necesitará usar su collar si no lo hace.


  2. Encuéntrele algunos alimentos que se ajusten a su situación. Después del procedimiento, puede tener dificultades para usar la boca. Con el tiempo, la situación mejorará, pero tenga en cuenta que solo debe darle alimentos blandos durante al menos dos o tres semanas después de la operación.
    • Puede darle alimentos blandos enlatados para ayudarlo a masticar. Si no desea dar este tipo de comida, ponga croquetas en el agua hasta que se ablanden y se vuelvan casi pastosas.
    • Dependiendo del tamaño de la operación y el tamaño de la parte de la mandíbula que se ha extraído, su perro puede necesitar un tubo de alimentación durante un período de tiempo.


  3. Limite su actividad física o evite que lo haga. Después del procedimiento, asegúrese de que descanse lo suficiente. Reduzca el ejercicio durante al menos 2 a 4 semanas, según lo recomendado por el veterinario. Durante la convalecencia, el animal debe tener una actividad limitada para permitir que la incisión y cualquier otra herida quirúrgica sanen.
    • No debe permitirle usar juguetes para masticar, masticar cuero crudo o balas hasta que las heridas estén completamente curadas. Puede tomar hasta 4 semanas en algunos perros.


  4. Llévelo al veterinario para un examen de seguimiento. Debe someterse a exámenes postoperatorios antes de que el médico pueda determinar si es seguro retirar el collar isabelino. Además, el veterinario realizará una inspección de la herida para ver si se está curando adecuadamente. A veces pueden ocurrir complicaciones menores y requerirán intervenciones adicionales, aunque estas son significativamente menos graves que la cirugía real.
    • La ruptura es un efecto secundario bastante común que ocurre después del deterioro del sitio quirúrgico.
    • Después de someterse a este tipo de cirugía, algunos perros producen más saliva. Esto suele ser un síntoma temporal, pero a veces puede persistir.

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